Carta al invierno #3
Querido Invierno, fuiste tú el que me enseñó a enfrentar la migración, llena de expectativas e ilusiones.
Querido Invierno,
Esta carta te la escribo desde el agradecimiento, pues me has visto crecer. Sin embargo, fuiste tú el que me enseñó a enfrentar la migración, llena de expectativas e ilusiones.
Eres el maestro que enseña a parar cuando mueren las hojas, a sembrar nuevas semillas y a pensar qué se quiere hacer cuando haya más horas de luz.
Contigo viví el duelo de dejar mi antigua vida, pero también el que me trajo nuevas alegrías.
Por eso agradezco que vienes cada año a forzarme a descansar, a dormir un poco más y a valorar lo que tengo.
Ya no te tengo miedo, sino respeto. Te siento necesario para entender que la mente y el cuerpo son uno solo. Por eso, si llegas a afectar mi estado de ánimo, me compadezco y dejo que mis emociones fluyan. Pues las estaciones, así como las emociones, siempre están en transición y en movimiento.
Querido Invierno, espero que este año me traigas nuevas oportunidades, actividades y personas con las que pueda compartir hasta que la primavera se asome a la ventana.
Esta carta es anónima y fue escrita durante el taller Querido Invierno. La persona que la escribió es maravillosa y nos ha dejado compartirla con todas las personas que necesiten leerla.
En los próximos días, llegarán dos cartas más. Si quieres recibirlas en tu correo, no olvides suscribirte.
El sábado 1 de marzo, después de recibir todas las cartas, tendréis un nuevo episodio del podcast donde leemos estas cartas reflexionamos sobre cómo el invierno lejos de casa nos influye en la manera de vivir y sentir.
¡Salud y vermut!
Júlia y Paula