Carta al invierno #4
Cuando llega el invierno y todo lo demás se va, ¿qué nos queda? El invierno es silencio. Es blanco, es ausencia de color y artificio. Y en esta austeridad queda la esencia, quedo yo.
Querido Invierno,
Sin invierno no habría primavera. El invierno te recoge y te obliga a parar. A mí este invierno me ha hecho muchas preguntas. La mayoría siguen sin respuesta. Pero el mero hecho de plantearlas ha cambiado muchas cosas.
Cuando llega el invierno y todo lo demás se va, ¿qué nos queda? ¿Qué somos? ¿Qué tenemos? ¿Qué esperamos? Todas esas dudas, esas incógnitas pueden venir acompanyadas de melancolía y malestar. Aunque sea doloroso, es constructivo atravesarlas.
El invierno es silencio. Es blanco, es ausencia de color y artificio. Y en esta austeridad queda la esencia, quedo yo. Y queda mi rutina. ¿Estoy viviendo la vida que quiero? ¿Este camino lleva a los lugares que siempre deseé ir? ¿Siguen siendo los mismos que eran?
En mi caso, el invierno ha traído preguntas, soledad y mucho frío. Un frío que a veces se te mete por los huesos y te cala de arriba a abajo.
¿La soledad como sinónimo de abandono o sinónimo de oportunidad? La soledad simplemente, sin etiquetas y sin presiones. La soledad como herramienta del autoconocimiento y del desarrollo. El frío como modo de entender el calor. El blanco como vía de apreciar otros colores. Colores que trae una primavera que siempre, siempre acaba llegando.
Esta carta es anónima y fue escrita durante el taller Querido Invierno. La persona que la escribió es maravillosa y nos ha dejado compartirla con todas las personas que necesiten leerla.
Mañana llegará la última carta. Si quieres recibirla en tu correo, no olvides suscribirte.
El sábado 1 de marzo, después de recibir todas las cartas, tendréis un nuevo episodio del podcast donde leemos estas cartas y reflexionamos sobre cómo el invierno lejos de casa nos influye en la manera de vivir y sentir.
¡Salud y vermut!
Júlia y Paula